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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Los asesinos en serie mas horribles

Asesino en serie

Los asesinos en serie están específicamente motivados por una multitud de impulsos psicológicos, sobre todo ansias de poder y compulsión sexual. Los crímenes suelen ser llevados a cabo de una forma similar, y las víctimas, a menudo, comparten alguna característica... Estos son lo que podrían ser los peores que el mundo conoció no solo por el numero de muertes si no por la forma y lo que lo motivo.

Jeffrey Dahmer

Jeffrey Dahmer es un asesino en serie cuyo perfil psicológico es el prototipo del hombre carente de todo aquello que hace tolerable la vida. Su actitud negativa le impidió tener amigos, relaciones, trabajo, intereses, ocupaciones, dinero, esperanzas o simplemente un lugar donde vivir. Nunca llegó a socializase y su interior emocional se fue degradando mientras llenaba su enorme vacío con fantasmas.

Jeffrey Dahmer, de 34 años, fue detenido en julio de 1991 en Milwaukee. Llevaba una apacible y discreta existencia: trabajaba en una fábrica de caramelos y vivía en un apartamento del que, en ocasiones, salían ruidos extraños que los vecinos no sabían identificar. Después de la jornada de trabajo, hacía sus incursiones en bares de homosexuales y contrataba servicios de chicos muy jóvenes. En su casa, les dormía con somníferos y les mataba. Después, desmembraba los cuerpos y llevaba a cabo solitarias orgías de sexo y canibalismo.En una ocasión, un chico consiguió escapar. Atendiendo su denuncia, dos policías fueron al apartamento: el olor que salía era desagradable e inquietante. Dentro, lo único inocente que hallaron fue una bolsa de patatas fritas. En la nevera había una cabeza humana. En un cazo se encontraban manos y genitales. Otros restos se repartían por diversos lugares. En enero de 1992, en un juicio televisado en directo, para deleite de los aficionados a la casquería, el horror y la degradación, Dahmer dio con toda serenidad detalles de sus aficiones y confesó haber matado a 17 jóvenes en un plazo dé 13 años.'El exorcista'


Ed Gein

Aparentemente era un hombre inofensivo... pero su personalidad ocultaba un terrible psicópata que convirtió su granja en un matadero humano. Sus espeluznantes crímenes proporcionaron a Hitchcock las bases para su clásica película de terror Psicosis.

Únicamente se probaron dos asesinatos cometidos por él (los de Mary Hogan y Bernice Worden), pero debido a su afición a conservar cadáveres (tanto los de sus víctimas como los que desenterraba) y a fabricar con ellos mobiliario y ropa, se generó un gran impacto alrededor del descubrimiento de sus crímenes. Al haber cometido menos de tres asesinatos no encaja en la definición tradicional de asesino en serie. Pese a ello sus actos despertaron gran interés en la sociedad y sirvieron de base para muchas obras de ficción hasta el punto de que pudiera ser una excepción muy grande de esta condición para un asesino en serie.

Ed, aprovechó sus habilidades, para hacer utensilios de cocina con huesos, forró los muebles de su casa con piel humana, incluso fue capaz de confeccionar un cinturón de pezones. Las paredes de su habitación mostraban una colección de máscaras hechas con tiras de piel y pelo procedentes de auténticos rostros humanos.Esas perversiones provenían de una profunda psicosis que tenía su origen en la relación traumática madre e hijo. Los psiquiatras que acometieron su caso, barajaban la posibilidad de que Ed tuviera "Complejo de Edipo", es decir, de muy niño estaba enamorado de su madre, y tras múltiples intentos de recibir su cariño, ésta se lo negó tratándolo con desprecio, y siempre se quedó con el deseo del cariño de una madre. Entre el amor y el odio, desarrolló una grave dolencia mental que le llevó a querer encontrar a la mujer que ocupara el puesto de su madre una vez ésta murió.




Andrei Chikatilo

Andrei Chikatilo fue uno de los peores y más despiadados asesinos en serie del mundo. Asesinó brutalmente a 53 muchachas y muchachos jóvenes en Rusia, desde 1982 hasta 1990. Les arrancaba a mordiscos los pezones, les extirpaba los ovarios y los testículos, les sacaba los ojos. No en vano es conocido como el "Hannibal Lecter Soviético"...

A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer intento sexual, por eyacular en pocos segundos mientras abrazaba una chica, de ahí surgieron los primeros rumores de su impotencia.



A pesar de su problema, pudo encontrar una esposa, y aunque era incapaz de mantener una erección, sí podía eyacular. Logró alcanzar en contadísimas ocasiones la suficiente erección para dejar embarazada a su esposa, pero no dejaba de pensar, que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer. 

Chikatilo fue interrogado por Bukhanovsky y terminó confesando pues no podía soportar más contenerse, le explicó en un ataque de ansiedad cómo consiguió la satisfacción sexual de asesinar y de mutilar, también añadió su placer por el canibalismo. Chikatilo admitió por lo menos 53 asesinatos y también condujo a la Policía hacia algunas víctimas sin descubrir.


Chikatilo fue condenado a muerte por los 53 asesinatos. Fue ejecutado en 1994 con un tiro en la cabeza... algo muy simple comparado con lo que hizo.

Gilles De Rais

En la Francia del siglo XV vivió una terrible y siniestra figura que, tras alcanzar las más altas cotas de poder, se adentró en una vorágine de sangre, locura y muerte cuyas principales víctimas fueron niños de corta edad. Gilles de Rais, mariscal del país galo y lugarteniente de Juana de Arco, forma parte por derecho propio de los anales de la sinrazón humana.


Tras la ejecución de Juana de Arco, el 30 de mayo de 1431, Gilles de Rais se retiró a sus dominios y se entregó a una orgía de sangre que no tuvo parangón hasta su muerte. El 15 de noviembre de 1432 falleció su abuelo, la única persona capaz de controlar sus impulsos homicidas. A partir de entonces el mariscal se entregó por completo a sus depravados deseos.


La mayoría de sus crímenes los cometió Gilles de Rais en los castillos de Tiffauges, Champtocé –donde comenzó su carrera criminal–, Machecoul y en la casa de la Suze, en Nantes, entre 1432 y 1437. Se estima que a lo largo de una década desaparecieron en la región dominada por el varón de Laval alrededor de mil niños y niñas, de los que una buena parte sin duda fueron víctimas del todopoderoso mariscal. No existen cifras exactas sobre el número de crímenes que cometió, aunque en el sumario del juicio contra su persona se contabilizaron unos 300 crímenes.




El grupo de lacayos raptaba a niños unas veces con engaños a sus padres –entrar a servir a un gran señor en tiempos de guerra y hambruna era un privilegio–, y otras simplemente haciendo uso de la fuerza. Una vez en el castillo, los criados vestían al pequeño con ropajes de lujo, prometiéndole todo tipo de regalos si se portaba bien, invitándole al banquete y dándole de beber, según recoge el sumario, vino con especias. Gilles se excitaba viendo cómo sus sirvientes abusaban sexualmente del pequeño o pequeña, y frotaba posteriormente su sexo contra ellos, violando a los pequeños. Cuando éstos gimoteaban o chillaban ordenaba colgarlos del cuello, para acallarlos y violarlos en esta terrible postura. A continuación solía rajar su vientre y eyacular, excitado únicamente ante la visión de sus vísceras en el suelo de la estancia. En otras ocasiones se sentaba sobre el pecho de los inocentes muchachos tras cortarles el cuello, para disfrutar de su agonía mientras se desangraban. Sólo la visión de su sufrimiento, la sangre y la muerte lograban excitar al despiadado mariscal.

Pedro Alonso Lopez


"Este asesino confesó haber violado y asesinado más de 300 niñas. Su ruta de sangre pasó por Los Andes de Colombia, Ecuador y Perú. Siempre mataba a las víctimas de día, pues adoraba el “momento divino” en que observaba “cómo se iba apagando la luz de sus ojos”.

A los ocho años Pedro abandonó su hogar. Él dice que su madre (arriba) lo echó al encontrarlo manoseando los senos de una hermana menor, pero su madre no solo niega esto sino que además agrega que nunca lo maltrató, que fue afectuosa con él y que creyó que lo habían raptado el día en que él desapareció.

Estando en las calles y teniendo ocho años, Pedro fue engañado por un hombre mayor, llevado a un edificio abandonado y sodomizado. Años después dijo: “Perdí mi inocencia a la edad de ocho años, así que decidí hacer lo mismo a tantas muchachas jóvenes como pudiera”.

En 1969, a sus 21 años, Pedro fue enviado a prisión por robo de autos. Allí fue violado por dos presos pero se vengó cortándoles el cuello. Fueron sus primeros asesinatos y gracias a ellos descubrió el placer y la sensación de poder que le daba asesinar, dando así el paso para después juntar el asesinato con la violación. 

Tras su liberación, Pedro Alonso viajó por Colombia, Ecuador y Perú. Su ruta precisa no se sabe con certeza, pero lo cierto es que sus víctimas eran niñas de entre 8 y 13 años, pobres y prácticamente siempre de raza indígena, raza que por lo general se concentra en las elevaciones de una cordillera que atraviesa los tres países en los que el sanguinario asesino regó sangre inocente: la Cordillera de Los Andes.


Pedro dijo que “caminaba por las plazas buscando a una niña con cierta apariencia en la cara, una apariencia de inocencia y belleza”. Él elegía a las niñas porque éstas simbolizaban la inocencia que había perdido de niño al ser violado y que, de forma retorcida, quería vengar haciéndole lo mismo a otros seres inocentes como las niñas de arriba, que fueron algunas de las cientos que violó y mató…


Pedro jugaba y hablaba con los cadáveres: “A mis amiguitas les gustaba tener compañía. Solía poner tres o cuatro niñas en un hoyo y hablarles (…) Era como hacer una fiesta, pero después de un rato, como ellas no se podían mover me aburría e iba a buscar nuevas niñas”.


Las evaluaciones psicológicas que se le efectuaron tras su captura, revelaron que López era un “sociópata” que sufría por un “trastorno de personalidad antisocial”, que era alguien que “no tiene conciencia” ni “empatía” y que mostraba una considerable habilidad para manipular y engañar a otros mediante su discurso, mediante las palabras.A López lo habían soltado del sanatorio en 1998 con la condición de que continué su tratamiento psiquiátrico y se reporte cada mes ante una corte. López jamás cumplió. Despues de esto nunca se volvió a ver a López, pero en octubre del 2002 Colombia emitió a la Interpol un pedido  de búsqueda y captura pues sospecharon que era él quien estaba detrás de un asesinato reciente en El Espinal. Familiares de las víctimas ofrecieron 25000 dólares a quien lo liquidara, pero su madre intuye que López aún vive. Si es así, quizá en su deseo persistan las palabras que pronunció en prisión: “El momento de la muerte es apasionante, y excitante. Algún día, cuando esté en libertad, sentiré ese momento de nuevo. Estaré encantado de volver a matar. Es mi misión.”


El estado natural del ser humano en toda su expresión lamentablemente pudiera ser este... gracias por leer.